martes, 13 de septiembre de 2011

Partes del fuerte: Plazas de armas, plazas bajas y plazas altas


Si alguien daba por sentado que ya no había más partes del fuerte que estudiar, va listo. No vamos ni por la mitad, así que queda para rato. Bueno, esta entrada va sobre unos tipos de obras de circunstancias bastante socorridas según diversos factores, como la orografía del terreno, la necesidad de batir ciertas zonas en ángulo muerto, etc.

Lo que vemos en la foto de cabecera es una plaza de armas. Estas eran unas pequeñas obras exteriores dispuestas en determinados puntos del camino cubierto, o sea y para que nos entendamos, en la contraescarpa del foso. Dicho más claro: encima de la falsabraga, en la primera línea de defensa. Como se ve, es una pequeña plataforma de planta triangular cuyo fin no era otro que cubrir con fuego de cañón y/o fusilería zonas desenfiladas o ángulos muertos de los revellines, baluartes y demás obras mayores. Como se puede contemplar en la foto, estaban provistos de una pequeña rampa para facilitar el acceso de piezas de artillería. Si el ingeniero que trazaba la fortificación lo estimaba oportuno, las plazas de armas podían ir cerradas con un través o cortadura formado por un parapeto dotado de banqueta, a fin de hostigar desde ella a posibles enemigos que intentasen hacerse con el control del camino cubierto. Para dificultar su ocupación por parte de los asaltantes, el través dejaba solo un pequeño espacio alrededor de 120 cm. como acceso a la plaza de armas, pudiendo así defenderla con pocos hombres a golpe de bayoneta si fuera preciso, aunque los enemigos los superasen en número.

En el plano de alzado y planta de arriba a la derecha se verá mejor. En el de planta vemos que dos cañones cubren de flanco la cortina donde se encuentra la plaza de armas. El parapeto, provisto de banquetas, permitirá a la guarnición hacer fuego de fusilería contra el enemigo a pecho cubierto. Y, cortando el camino cubierto, como se ha dicho, vemos los dos traveses cerrando el paso a todo aquel que intente apoderarse de esa zona del fuerte. Y, como siempre en toda obra exterior, la gola permanece descubierta para, en caso de ser ocupada por el enemigo, desde cualquier obra posterior puedan ser aniquilados con fuego de cañón y fusilería. En todo caso, siempre podían cubrirla con estacadas, fajinas o similares para proteger a sus ocupantes del fuego de fusilería de enemigos infiltrados en el foso, protección suficiente ya que estos no atacarían con cañones. Pero si el enemigo se apoderaba de la plaza de armas, de poco servirían las estacadas o las fajinas contra el fuego de artillería proveniente del fuerte.

En cuanto a las plazas bajas, estas tienen su origen en las casamatas que se abrían en los flancos de los baluartes a fin de defender zonas en que quedaban ángulos muertos, fuera del ángulo de tiro de las piezas emplazadas en los mismos. En la foto de la izquierda podemos ver de qué va la cosa. Dentro del círculo rojo tenemos una casamata emplazada en la espalda de ese baluarte, y ante ella se yergue un parapeto con su cañonera. Desde ahí se bate sin problemas el foso que se abre ante la misma. Pero si observamos la parte superior de la casamata, si esta era alcanzada por la artillería enemiga, la bóveda se derrumbaba, inutilizándola.

Para darle solución a este problema se crearon las plazas bajas o flancos bajos. Como vemos en el croquis de la derecha, se ubicaban en el hueco que quedaba libre en los orejones o las espaldas de los baluartes provistos de los mismos (los orejones eran redondeados, como el del croquis, y las espaldas, rectas como en la foto), al nivel del foso. Estas plaza bajas estaban formadas por un parapeto con banqueta y cañoneras, desde la que se podía batir el foso quedando ocultos y desenfilados respecto la artillería enemiga. Las zonas marcadas de rojo eran unas pequeñas bóvedas abiertas en el paramento del baluarte para ser usadas como pañol de munición. Las franjas verdes eran unos fosos destinados a recoger los escombros que pudieran caer de la parte superior del baluarte, caso de ser alcanzados por la artillería enemiga. Es por esta razón por la que las plazas bajas no gozaban de demasiado aprecio, ya que una avalancha de escombros podía literalmente sepultar la posición, o bien caer desde arriba restos incendiados que podían hacer explotar la munición propia. Con todo, algunos ingenieros sí gustaban de ese tipo de obras, haciendo incluso dos, una tras otra, situada la trasera a mayor nivel que la delantera. Y para impedir que escombros o restos incendiados, o incluso una granada o una bomba enemiga los aniquilara, algunos optaron por edificarlas cubiertas por una bóveda. Al final, se demostró que la tenaza (véase la entrada al respecto) era mucho más eficaz en todos los sentidos.

Finalmente, tenemos las plazas altas, que no eran otra cosa que baterías situadas a un nivel superior, edificadas en el terraplén de los baluartes donde fuera preciso disponer de un mayor ángulo de tiro a fin de batir zonas desde las que era imposible hacerlo con los cañones situados a nivel de dicho terraplén. Generalmente se ubicaban en un solo flanco o cara, donde fuera más necesario, si bien podían cubrirse ambos si había espacio para ello en el baluarte. En el plano de planta de la izquierda podemos estudiar su morfología. Como vemos, estaban provistas de parapeto revestido, cañoneras y banqueta. Una rampa permite el acceso a la plaza de las piezas de artillería. Como cabe suponer, desde su posición más elevada no solo disponían de mayor ángulo de tiro, sino también proporcionaba a las piezas emplazadas en la misma un mayor alcance, lo que era muy ventajoso a la hora de, por ejemplo, bombardear con obuses las trincheras de aproximación que quedaban fuera del ángulo de tiro de las piezas inferiores. En el plano en sección inferior vemos el aspecto que ofrece visto a nivel del suelo. Este tipo de baterías eran muy útiles, y susceptibles de ser edificadas donde fuera preciso. Si el fuerte no contaba originariamente con ellas, fabricarlas no suponía ningún problema, y mejoraban sustancialmente las defensas en sitios donde, en primera instancia, no se habían tenido en cuenta determinadas zonas desenfiladas o ángulos muertos.

Concluir comentando que este mismo tipo de baterías, en caso de estar instaladas en cualquier zona del terraplén del fuerte, no eran denominadas plazas altas, sino caballeros. Eran la misma cosa. La diferencia en su denominación iba solo en función de su emplazamiento. Para entendernos: si estaban en un baluarte eran plazas altas. Si estaban en cualquier zona del fuerte que no fuera un baluarte (ojo, me refiero al interior del fuerte, no a las obras exteriores), pues se llamaban caballeros.

Bueno, ya seguiremos con las partes del fuerte, que hay aún mucho camino. 

Hale, he dicho