martes, 25 de febrero de 2014

Los gladiadores bufos



Dos PÆGNIARII zurrándose bonitamente para mayor deleite del público

Al igual que antaño se realizaban corridas de toros bufas con aquellos enanos toreros, el Bombero Torero o un tipo vestido de Charlot haciendo el gamba con el novillo de turno, también en los anfiteatros se daba ocasión a espectáculos para mayor rechifla del personal que se desternillaba viendo las evoluciones de los PÆGNIARII, los gladiadores bufos.

Como ya hemos ido viendo a lo largo de esta serie de entradas dedicadas a los gladiadores, los MVNERA se iniciaban por la mañana con las VENATIONES en las que VENATORES y BESTIARII daban buena cuenta de decenas, cientos y, en algunos casos, hasta miles de fieras y animales de todo tipo. Era el cruento introito al espectáculo principal: las luchas entre gladiadores que comenzaban por la tarde. Así pues, hacia mediodía y para entretener al respetable mientras llegaba la hora del comienzo de estas peleas a muerte, salían a la arena los PÆGNIARII, unos luchadores que amenizaban la espera realizando simulacros de  combates usando armas no letales y remedando las evoluciones de los fieros gladiadores que saldrían a la arena a continuación.

No se sabe con certeza cuando hizo su aparición este tipo de luchador, pero hay constancia sobrada de los mismos durante la época imperial. En la ilustración superior derecha podemos ver su apariencia: su armamento consistía en una porra de madera y un látigo, si bien a veces combatían con RVDIS, las espadas de madera que se entregaban a los gladiadores como símbolo de su libertad. Como defensa vestían un traje acolchado para protegerlos de los estacazos y latigazos que se endilgaban mutuamente entre las risas y mofas del personal, así como una especie de escudo de madera que iba atado al brazo izquierdo. O sea, no iba provisto de las típicas manijas, sino que era directamente sujetado al brazo para, de ese modo, tener la mano izquierda libre para blandir y golpear con la porra. O bien, como vemos en el fragmento de una lucerna que aparece a la izquierda, una MANICA como las usadas por los gladiadores convencionales y en la que además se aprecia un acolchado en el abdomen para protegerlo de los golpes de porra que, a lo tonto, debían ser bastante contundentes. En cuanto a la cabeza, no hay constancias gráficas de que la llevaran protegida por ningún tipo de casco.

Dos BESTIARII ayudando a un colega
Hay quienes piensan que, aparte de sus combates de mentirijillas, los PÆGNIARII también combatían contra fieras si bien creo que se trata de un error de apreciación debido a mosaicos como el que vemos a la derecha, en el que aparecen dos BESTIARII acosando a un oso a latigazos. Llevan una protección en el brazo izquierdo, pero no es el escudo de madera propio de los PÆGNIARII ni una MANICA, sino una protección acolchada que les cubre incluso la mano como las mangas que usan actualmente los adiestradores de perros. Quede pues claro que estos combatientes solo luchaban entre ellos y su misión no era otra que entretener al público con sus simulacros de terribles peleas que se saldaban con unos cuantos garrotazos y/o latigazos.

Para darle más emoción a la cosa mientras estos bufones llevaban a cabo sus simulacros de feroces combates, una pequeña orquesta formada por cuernos, címbalos, trompetas y un órgano de agua amenizaba la cosa con un poco de música. Sin embargo, y como la condición humana alberga por naturaleza una irritante tendencia a la crueldad, siempre había quienes animaban a los PÆGNIARII a darse más palos de la cuenta o a instigarlos a que se ensañaran con sus oponentes, por lo que a veces la cosa terminaba de mala manera y algún PÆGNIARIVS acababa descalabrado. Curiosamente, sus cadáveres no eran evacuados de la arena al SPOLIARIVM mediante garfios, como era habitual entre los gladiadores normales, sino que eran transportados en un carro con ruedas muy similar a las actuales camillas como las que usan en las ambulancias. También se solían ver, para mayor mofa y recochineo del personal, combates entre PÆGNIARII enanos o con algún defecto físico.

PÆGNIARIVS en acción
Tema aparte eran las infamias cometidas por algunos emperadores enloquecidos y sádicos. Según cuenta Suetonio, Calígula prohibía abandonar las gradas al público en las horas en que combatían los PÆGNIARII ya que eran las más calurosas del día. Así pues, sin dejar que nadie se largara a refrescarse un poco, hacía salir a la arena a ciudadanos normales a actuar como PÆGNIARII, lo que le causaba un enorme divertimento y más cuando se trataba de rechonchos senadores de cierta edad que las pasaban canutas recibiendo y soltando porrazos y latigazos sin haber manejado un arma en su vida, o bien a personas medio impedidas que apenas podían valerse. Y respecto a Cómodo, del que ya comentamos que sentía especial atracción por los juegos gladiatorios, nos cuenta Dión Casio que, en un alarde de sadismo ilimitado, hacía llevar al Coliseo a todos los desgraciados con los miembros inferiores amputados a los que podían echar el guante. Una vez allí, les colocaban unas prótesis en forma de colas de serpiente y, tras sacarlos a la arena, era el mismo Cómodo o PÆGNIARII profesionales los que los mataban a palos en un cruel y asqueroso remedo de Hércules matando monstruos. Había que ser hideputa, carajo...

¿Modernos BESTIARII?
En fin, a pesar de que han transcurrido veinte siglos, los humanos seguimos teniendo la misma mala leche, y al igual que los romanos se descojonaban viendo como dos desgraciados medio tullidos acababan aún más tullidos a base de darse de palos, o a dos enanos corriendo por la arena dándose de latigazos, pues el personal acude a ver a la vaquilla echarse a los lomos al enano torero ante el regocijo y las risas del respetable. No obstante, justo es reconocer que los enanos toreros lo hacen porque les da la gana y a cambio de un estipendio. 

Bueno, ya seguiremos.

Hale, he dicho


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