martes, 22 de abril de 2014

El khopesh: hacha, hoz y espada


En muchas ocasiones, hay armas que se convierten en un símbolo de un determinado ejército cuando, en realidad, el origen de dicha arma es distinto. Un ejemplo palmario sería el gladio, que la historia unió de forma indefectible a las legiones romanas cuando, en realidad, ellos se limitaron a adoptarlo de las espadas cortas usadas por los guerreros iberos. Lo mismo ocurre con el khopesh, una espada de peculiar morfología que por norma se asimila a los egipcios cuando lo cierto es que ellos, como hicieron los romanos con el gladio, se limitaron a adoptarlo de otro pueblo.

De hecho, fueron los mismos egipcios los que sufrieron en sus carnes los devastadores efectos del khopesh ya que, al parecer, el origen de este arma, que se remonta hacia el año 3000 a.C., era sumerio. Fue en aquella época cuando de mano de este enigmático pueblo, cuyos orígenes son aún desconocidos, dio comienzo la Edad del Bronce, material con el que comenzaron a fabricar sus armas. Prácticamente al mismo tiempo hicieron su aparición los asirios, que ocuparon las tierras altas situadas al nordeste de Mesopotamia y que, obviamente, bebieron de la cultura sumeria. Un ejemplo lo podemos ver en la ilustración de la derecha, en la que tenemos un khopesh hallado en Sappara y que, según rezan las inscripciones en escritura cuneiforme que aparecen en la hoja y en el contrafilo de la misma, perteneció al rey Adad-nirari I el cual reinó entre los años 1307 y 1275 a.C. La inscripción completa dice así: “Palacio de Adad-nirari I, rey del universo, hijo de Arik-den-ili, rey de Asiria, hijo de Enlil-nirari, rey de Asiria”

El cómo esta espada acabó en manos de los egipcios no se sabe. Hay una teoría que apunta a que es una evolución del hacha de hoja tipo épsylon, la cual podemos ver en la ilustración de la izquierda junto con un khopesh. Dicha evolución es razonada en base a que, convirtiendo el hacha en espada, podía ser manejada con una mano. Eso se me antoja absurdo ya que estas hachas, de un tamaño similar al khopesh (alrededor de los 60 cm.) podían ser manejadas sin problema con una sola mano tal como podemos ver en multitud de bajorrelieves y pinturas en las que se ven tropas egipcias portando un hacha y sujetando el escudo con la mano izquierda. 

A la derecha tenemos un ejemplo. Muestra un grupo de infantes egipcios pertenecientes a la escolta enviada por Hatshepsut a la Tierra de Punt y que, como vemos, no solo portan el escudo y un hacha, sino también una lanza. Así pues, la teoría que se basa en una evolución del hacha tipo épsylon se me antoja como una mera búsqueda de la similitud entre dos armas, pero nada más. De hecho, los sumerios y los asirios llevaban siglos usándola antes que los egipcios.

Así pues, restan dos teorías, a saber: una, que fue introducida por los filisteos y fenicios, que era como conocían los griegos a los cananeos, durante sus luchas contra los egipcios y de quienes pudieron aprender la manufactura de este tipo de arma. Y otra, que a mi modo de ver es la más posible tanto en cuanto es la más simple, que adoptaron esa arma en cuando vieron que su poder era mucho mayor que el de sus hachas cuyas hojas, de mucho menos grosor, eran destrozadas ante el poderoso embate del khopesh de sus enemigos y, para colmo, también podía convertir en pedazos sus escudos de mimbre forrados de piel. Así pues, con la llegada del Imperio Nuevo hacia el 1550 a.C., el khopesh se convierte en el arma más popular entre la infantería egipcia. 

Es además en esta época cuando el khopesh no solo se propala por Egipto, sino que incluso es adoptado por los faraones como símbolo de su poder, cosa que ya hacían los asirios desde mucho tiempo antes asociándolo por sistema tanto a reyes como a los dioses. De hecho, incluso es representado en manos de las tropas de Ramsés III decapitando a sus enemigos derrotados durante sus luchas contra los Pueblos del Mar. Como vemos en la ilustración de la derecha, en este caso se trata de un arma de modestas dimensiones lo que indica que, a pesar de su escaso tamaño, su contundencia era más que suficiente para cortar un pescuezo sin problemas.


Bien, esta es de forma un tanto resumida, si bien tampoco hay muchos datos más que aportar, del khopesh. Si acaso, el nombre que, como muchos sabrán, significa "pata trasera" en referencia a la similitud de su morfología con las extremidades traseras de las reses. Veamos ahora algunos ejemplares que, dicho sea de paso, se han hallado en un excelente estado de conservación por haber aparecido en tumbas reales, lo que ha permitido que lleguen a nuestros días casi como nuevos.

El que vemos a la derecha es quizás uno de los más conocidos. Perteneció a Ramsés II y, según se puede observar, se trata de un arma ceremonial. Su masivo aspecto y su gruesa hoja sin filo así lo indican. La acusada curva producía un desplazamiento del centro de gravedad que aumentaba enormemente su contundencia. Está fabricada en una sola pieza de bronce y, en apariencia, solo le faltan las cachas.

Dos de los ejemplares mejor conservados proceden de la tumba de Tutankamón, que podemos ver a la izquierda. La superior, muy similar a la de Ramsés II, tiene también todo el aspecto de tratarse de un arma ceremonial. Sin embargo, la inferior, con una hoja más sobria y menos curvada, sí tiene pinta de tratarse de un arma de combate. Ambas tienen cachas de ébano, y la inferior las lleva además reforzadas por unas cinchas, creo que de plata.

A la derecha tenemos otra más, en este caso solo la hoja la cual muestra una curva mucho más corta. Se trata de otro ejemplar ceremonial decorado con electrón, una aleación de plata y oro. Fue hallada en Siquem, en Palestina. Con todo, aunque no estuviera afilada, un golpe en la cabeza podría abrirla en dos sin problema.

Uno más, en este caso de hoja corta, similar al que blande el egipcio de más arriba que decapita enemigos. Obsérvese que en todos los ejemplares mostrados provistos de empuñadura, esta está diseñada para afianzar el agarre ya que, por su morfología, al golpear tendería a salir despedida de la mano. Estas armas estaban diseñadas para golpear, como todas las falciformes, y su golpe debía ser tremendo. Un tajo propinado en el canto de un escudo podría abrirlo en dos sin problema y su hoja curvada permitiría también trabar las hojas de las espadas enemigas.

El khopesh cayó en la obsolescencia en el ocaso del Imperio Nuevo, hacia el 1070 a.C. La cada vez mayor presencia del hierro y los avances en la metalurgia convirtieron el khopesh en un trasto pesado y fácil de anular con una buena espada de hierro. Pero durante los siglos y siglos que estuvo operativo, nada menos que casi 20 siglos, causó grandes estragos entre los que tuvieron que sufrir en sus cráneos su potente golpe de filo. Una posible víctima de una de estas armas la tenemos a la derecha. Se trata de la momia del faraón Seqenenre Tao II, que la palmó a inicios del siglo XVI a.C. combatiendo contra los hicsos. Obsérvense los dos tajos que muestra en pleno cráneo, pobre hombre.

Bueno, se acabó lo que se daba.

Hale, he dicho...