viernes, 16 de enero de 2015

Tópicos vikingos 2ª parte. Los berserkers


Esos ciudadanos de aspecto tan desaforado que parecen unos funcionarios a los que acaban de comunicar que les rebajan el sueldo un 5% más y que, de paso, que se olviden de las pagas extras hasta el próximo lustro, eran los que dieron pie al tópico mencionado en la entrada anterior referente a los vikingos cubiertos de pieles y bastante proclives a la violencia más extrema. 

Ya sabemos que cada camelo tiene un punto de verdad en su origen que, a base de pasar de boca en boca se va transfigurando al gusto de cada narrador hasta que, finalmente, el bulo no tiene nada que ver con la realidad si bien, como digo, se partió de un hecho cierto. Este es el caso de estos peludos aulladores conocidos en su época como berserkers o berserkrs, que gozaron de gran predicamento en la sociedad pre-cristiana vikinga, cuando todos creían a pie juntillas que los berserkers eran los hijos predilectos de Odín, el dios supremo de los vikingos.  

La primera noticia que se tiene de ellos, aunque cabe suponer que ya existían de antes, data de un a canción del siglo IX titulado "El poema del cuervo", y en el mismo se narra la existencia de unos hombres vestidos con pieles de oso y de lobo al servicio del rey Harald Fairhair que luchaban de una forma tan enloquecida que la denominaban bärsärkargang, lo que significa tirándose de los pelos. Esto ya denota de por sí que no eran precisamente unos sujetos dados a la morigeración o a la prudencia. De hecho, combatían con tal furia que en la saga Yslinga se les comparaba con perros o con lobos poseídos por la ferocidad más desmedida, avanzando sin reparar en defenderse de los golpes que les dirigían los enemigos y sin que nada pudiera detenerlos, llevados por tal paroxismo incontrolable que hasta mordían los bordes de sus escudos tal como vemos en la imagen superior, en la que vemos unas piezas de ajedrez de origen escandinavo datadas hacia el siglo XII y que fueron encontradas en Uig, en la isla de Lewis (Islas Hébridas). 

Batalla de Svöldr, librada entre septiembre de 999
y el año 1000
Esta forma tan radical de combatir hasta extremos inhumados les dio fama de poseer poderes ocultos concedidos por Odín si bien, cuando les sobrevenía el avenate y por ejemplo iban embarcados, tenían que dirigirse rápidamente a la costa para desembarcar y luchar como locos contra los árboles o las rocas ya que, de lo contrario, arremetían contra sus propios compañeros y organizaban un caos bestial en la nave. Es evidente que los berserkers eran colocados por norma en primera línea durante las batallas terrestres o en la proa de los barcos si el combate era en el mar. Pero el estado de locura asesina que los poseía podía volverse contra ellos ya que en sus momentos de furia desaforada perdían la noción de todo, incluyendo en qué lugar se encontraban. De ese modo podían ocurrir hechos tan surrealistas como los que tuvieron lugar hacia el año 1000 durante la batalla cerca a la isla de Svöldr, en la que los berserkers embarcados en la nave del rey Olaf de Noruega, olvidando que estaban en el mar, avanzaron con tal denuedo hacia el enemigo que se cayeron al agua y se ahogaron como auténticos memos enloquecidos. 

Sin embargo y a pesar de su capacidad para escabechar enemigos de forma inmisericorde, los berserkers no estaban bien vistos ni siquiera entre los suyos. Sus compañeros los detestaban por ser fuente de problemas o incluso por agredirles o matarlos cuando les sobrevenía el ataque de furia incontrolable. Por otro lado, su desmedida afición al pillaje y a violar mujeres llegaba a tales extremos que resultaba repulsiva hasta a los suyos. En realidad, eran considerados como unos sujetos brutales, peligrosos e incluso tarados mentales. De hecho, se podría decir que eran tolerados porque en batalla eran ciertamente de una efectividad fuera de toda duda, y su sola presencia dando aullidos y avanzando a pesar de las heridas recibidas sin mostrar miedo ni dolor acoquinaban a los enemigos más valerosos y le encogían el ombligo al más pintado.

En pleno avenate
Ahora bien, ¿a qué se debía este peculiar comportamiento en determinados hombres? Porque hay que dejar claro que los berserkers no eran una tropa a la que se adiestraba psicológicamente para alcanzar esos niveles de ansia homicida y de furia, sino que, por así decirlo, ya nacían con esos "dones". Las explicaciones y teorías son de lo más variopintas, como no podía ser menos. Algunos autores afirman que, en realidad, ese estado de paranoia lo alcanzaban mediante el consumo de determinadas drogas alucinógenas contenidas en hongos como la amanita muscaria, esa seta tan bonita que siempre ponen en las ilustraciones de cuentos de gnomos pero que, en realidad, es más peligrosa que un macaco histérico con una ametralladora en la mano. Otros suponen que simplemente bebían hasta alcanzar un estado de embriaguez tan bestial que los volvía locos perdidos. Otros, sin embargo, dan por sentado que los berserkers eran miembros de determinadas familias que padecían taras genéticas como paranoia o incluso epilepsia, de donde provendría, según dichos autores, la costumbre de morder el borde metálico del escudo. Del mismo modo, muchos de ellos se tenían por licántropos como era el caso de un tal Ulfr, conocido entre sus colegas y cuñados como Kveld Ulfr, el lobo del crepúsculo, el cual se ponía a aullar como loco en cuanto se hacía de noche y, faltaría más, se metamorfoseaba en lobo. Por otro lado, se tiene constancia de familias enteras que eran considerados berserkers; tenemos por ejemplo el caso de un hombre cuyos doce hijos eran también berserkers, así como otro caso que aparece en la saga Volsunga y que narra como un tal Sigmund y su hijo Sinfjotli vestían pieles de lobo y aullaban como ellos cuando atacaban. En cualquier caso, lo que si está claro es que los efectos de esnifar setas raras o de un ataque de furia producido por una paranoia acojonante, período conocido entre esta gente como berserkersgang, tenían un tiempo de duración determinado ya que su invencibilidad se mantenía mientras duraban dichos efectos pero, cuando remitían, podían ser apresados o muertos sin más.

Dos cuñados dándose estopa en un holmgang a causa
del pertinaz empeño de uno de ellos en beberse todo
el güisqui durante las visitas del sábado noche
El final de los berserkrs llegó con el cristianismo, que los relegó a la condición de demonios impíos y acabaron siendo considerados como fuera de la ley en 1015 por el rey Erik de Noruega. Pero lo que quizás fuese más determinante que la mera cuestión religiosa era el abuso que los berserkers hacían de una costumbre denominada como holmgång, la cual consistía en una serie de normas para dirimir cuestiones personales mediante la celebración de un duelo en el que el retador requería al retado a personarse para responder de la ofensa o disputa que fuera, teniendo este último que dar cuenta de lo que se le acusaba en persona o bien mediante un campeón en caso de no poder hacerlo por sí mismo debido a la edad, enfermedad o manifiesta inferioridad física debido a mutilaciones, defectos físicos, etc. Así pues, y como el vencedor se quedaba con los bienes, la mujer, las hijas y las esclavas núbiles del vencido, pues era una forma muy fácil para un enloquecido berserker de apoderarse de todo basando su requerimiento en cualquier chorrada o supuesta ofensa. Está de más decir que las clases sociales altas, las poseedoras de riquezas, eran el objetivo habitual de estos furibundos ciudadanos ya que en pleno ataque de furia eran, como se ha dicho, imposibles de derrotar ya que no sentían dolor o miedo. Cabe pues suponer que la presión de la nobleza sobre los monarcas debió tener bastante influencia en la eliminación de esta peculiar casta de guerreros.

Solo nos resta mencionar el origen del término berserker que, como está mandado, tiene diversas teorías. La más aceptada y que, además, es la más lógica, es la que indica que el palabro es una combinación de ber (oso) y serkr (capa), de donde se obtiene directamente el berserker que ya conocemos, teoría que además se ve corroborada por el hecho de que en las sagas se menciona que se cubrían con pieles de oso, o que combatían con la fuerza de un oso. Otra teoría afirma que berserker proviene de berr (desnudo) y otra acepción de serkr, que en este caso sería camisa. Pero se me antoja absurdo y contradictorio que se diga que un berserker era un señor que iba desnudo en camisa, ¿no? En fin, que cada cual se quede con la que prefiera. Y como curiosidad curiosa final, un dato bastante interesante: en inglés antiguo se denominaba a los osos con la palabra beorn, proveniente del sueco björn o, en noruego, bjǿrn, las cuales, como sabemos, son actualmente nombres propios en los países eslavos. Sin embargo, en aquellos remotos tiempos, tanto björn como bjǿrn tomaron el significado de hombre libre, noble y, finalmente el título de barón que en inglés se escribe como en español, pero sin acento.

En fin, ya seguiremos con más tópicos de vikingos típicos.

Hale, he dicho

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