domingo, 5 de febrero de 2017

Las pistolas Mauser españolas 1ª parte


Guardia de Asalto cacheando a un probo ciudadano en
uno de los muchos disturbios que se vivieron durante
la república. En su mano se ve una Astra 903 con
cargador para 20 caruchos fabricada por Unceta y Cía. 
Sí, ya se que debería hablar antes de la Mauser original, pero entonces actuaría con orden y método, cosas de las que abomino. Así pues, dedicaremos esta entrada a las que fueron las principales competidoras de la firma de Oberndorf, las cuales no solo no tenían nada que envidiar al producto tedesco sino que, además, incorporaron una serie de mejoras que puso de los nervios en más de una ocasión a los técnicos de la Mauser. 

Apostaría dos centímetros de mis augustas barbas a que cualquier aficionado a las armas considera este diseño como uno de los más atrayentes de toda la historia de las armas de fuego. Eran grandes, su cargador delantero las hacía poco cómodas para portarlas, y la capacidad de los cargadores de los primeros modelos no era precisamente para tirar cohetes. Sin embargo, su aspecto agresivo y a la par elegante, su peculiar empuñadura o su funda culatín la convirtieron en un arma mítica por las que actualmente se pagan cifras bastante jugosas entre los coleccionistas. De hecho, negaría a un cuñado la satisfacción de ser aliñado por una Mauser ya que los que fenecen por una de ellas van derechos al cielo con catorce indulgencias plenarias. En fin, que son la releche de bonitas. Bueno, al grano...

Pistola tipo Ruby calibre 7'65. Decenas de miles de
pistolas similares fueron fabricadas por las empresas
eibarresas con destino a la oficialidad gabacha
Como ya hemos comentado en alguna que otra ocasión, la Gran Guerra supuso una época dorada para la industria armera eibarresa. Los pedidos procedentes de los aliados, especialmente de los gabachos, superaban incluso la capacidad de producción de las empresas hispanas hasta el extremo de que había que recurrir a cualquiera con los mínimos conocimientos y utillaje para fabricar las 50.000 armas mensuales que llegó a contratar el ejército francés, lo que hizo que se fabricaran pistolas poco menos que hasta en los zaguanes de las casas. Sin embargo, todos los chollos acaban algún día, por lo que los fastuosos contratos dejaron de llegar cuando los germanos dieron de mano y se largaron a casa más mohínos que un cuñado al que no le abren la puerta cuando va a dar un sablazo. Así, multitud de pequeñas empresas a las que sobraba el trabajo gracias a las subcontratas se vieron de la noche a la mañana con una mano delante y otra detrás, y las grandes empresas con su futuro seriamente comprometido.

Chino posando para la propaganda del
Kuomintang pistola y espada en mano
Algunas de esas firmas no se resignaron a admitir sin más las negras perspectivas que se cernían sobre la otrora pujante industria armera, así que se pusieron las pilas y, a principios de los años 20, se dedicaron a buscar nuevos mercados donde vender sus armas. Al cabo, siempre había (y hay, naturalmente) alguna guerra por ahí donde hacer jugosos negocios para que el personal se pudiera masacrar bonitamente con armas de buena calidad, que matan más y mejor. Así pues, los dos principales mercados a los que dirigirse eran los países sudamericanos, que no acababan de serenarse, y China, donde una rentable guerra civil prometía proporcionar pingües beneficios ya que, habiendo mogollón de chinos, aquello podía durar la torta de años hasta que no quedaran chinos que matar. Por otro lado, el mercado de los Estados Juntitos siempre era especialmente atractivo gracias a sus permisivas leyes en cuestiones de armas, así que los tiempos de sacar jugo exclusivamente a los mercados nacionales pasó a la historia. Como vemos, eso de la globalización no es un invento de anteayer, y los jefes de ventas de Beistegui Hnos. y Unceta y Cía. se compraron enormes baúles para poder pasar meses lejos de casa y, con la cartera repleta de billetes para untar manos de ministros, generales y demás fauna sobornable, se fueron a abrir nuevos mercados en un mundo que, a pesar de lo visto en la Gran Guerra, seguía empeñado en intercambiar opiniones de forma asaz violenta.

Página del catálogo de Beistegui Hnos.
en la que muestran la Royal con su culatín
Beistegui Hermanos (¿recuerdan vuecedes las bicis B.H.? Son la misma empresa) era una firma radicada en Eibar en 1909 que floreció rápidamente gracias a sus copias de los revólveres Smith&Wesson, unas armas de una calidad bastante decente para lo que había en la época, así como las famosas pistolas tipo Ruby que comercializaban con las marcas B.H., Bulwark y Royal. Tras la guerra, esta empresa estableció una serie de contactos con agentes comerciales alemanes que, a pesar del descalabro bélico, seguían forrándose gracias al prestigio armero alemán, que les permitía seguir abriendo mercados por todo el mundo. Fueron estos agentes los que facilitaron a los Beistegui el acceso al mercado americano y, sobre todo, al gran chollo de los años 20, China, a través de la firma japonesa Nippon Boeki, que se dedicó a vender a sus vecinos de ojos rasgados miles de pistolas Ruby. Fue a través de estos por los que los Beistegui se enteraron de que la Mauser se estaba poniendo las botas vendiendo a los chinos cantidades masivas de su C96, arma por la que estos asiáticos sentían al parecer una especial predilección.

La fábrica de Unceta y Cía. en los años 20
En cuanto a la firma Unceta y Cía, surgió inicialmente en Eibar como Esperanza, Unceta y Cía en 1908. En 1913 se trasladaron a Gernica donde, además de las consabidas Ruby para los gabachos comercializadas con la marca Victoria, empezaron a fabricar en los años 20 el modelo 400 bajo la marca Astra con la que pasaría a la historia. En 1926 la sociedad se disolvió, pasando Esperanza a la fabricación de morteros para infantería, y Unceta optó por seguir manufacturando armas cortas. Así, con la colaboración de su sagaz representante Ernst Borchers, lograron también introducirse en el mercado chino con una versión de la Mauser con la marca Hope (Esperanza en inglés), que ya usaban desde los tiempos de su sociedad anterior. Posteriormente sustituyeron dicha marca por la denominación del modelo, en este caso designados como 900. Los envíos de pistolas comenzaron en 1928, con lo que los chinos se pusieron la mar de contentitos por poder darse estopa con unas armas tan guays. De hecho, se vendieron en China más pistolas tipo Mauser, originales o no, que en resto del mundo.

Mauser C96 original. Obsérvese que el cañón y la corredera
forman una sola pieza. Esto suponía un complejo proceso de mecanizado
que repercutía en el precio del arma
Para terminar con esta introducción hay que aclarar una serie de aspectos que puede que más de uno ignore. Por su aspecto, cualquiera podría afirmar que las Mauser españolas no eran más que un mero fusilamiento del original alemán y que, aprovechando alguna laguna legal, se dedicaron a fabricar viles copias de mala calidad para mercados ansiosos de armas cortas. Pues nada de eso. En lo único que coincidían era en su apariencia externa ya que los mecanismos de unas y otras diferían notablemente y, de hecho, los modelos españoles estaban fabricados de forma que se reducían de forma sensible las horas de mano de obra, logrando así abaratar el producto sin perder por ello calidad. Esto, en un diseño que requería para su manufactura partir de una sola pieza de acero mecanizado para extraer el cajón de mecanismos incluyendo la empuñadura no era un tema baladí ya que entre esa pieza y el cierre se llevaban una parte notable del costo total del arma. Otrosí, cuestiones meramente mecánicas, la calidad y los acabados de algunos de los modelos españoles eran de primera clase, y estaban a la altura de los originales hasta el extremo de que la Mauser vio como la competencia establecida por estas armas mermaba sus ventas en todos los mercados, especialmente el chino.

Veamos a continuación los diferentes modelos de ambos fabricantes.

Beistegui Hnos.

Mod. Royal 1ª versión

A la derecha tenemos un ejemplar de esta versión inicial que fue designada con el nombre de Royal ya que esta marca gozaba de bastante popularidad en China gracias a las cuantiosas ventas efectuadas del tipo Ruby comercializadas con dicho nombre. Las dos principales diferencias con la Mauser original consistían en que las piezas del mecanismo estaban fijadas a las paredes del armazón, como salta a la vista por los tornillos y pasadores que se ven en los costados del arma. La otra, más importante ya que permitía esquivar sin problemas la patente original, estaba en el cierre. El de la Mauser era de forma cuadrangular, lo que suponían más mecanizados tanto para elaborar la pieza como para dar forma al interior de la corredera para alojarlo. Sin embargo, el de la Royal era una pieza cilíndrica que solo requería perforar dicha corredera sin más historias, reduciendo en gran medida el tiempo de mecanizado de esta parte del arma. Por lo demás, la Royal tenía, al igual que la original, un depósito fijo para 10 cartuchos calibre 7'63x25 mm. más conocido como 7'63 Mauser. La longitud del cañón era de 14 cm. si bien se fabricaron también de 16 y 18. Este último es el que mostramos en la foto superior.

Mod. Royal 2ª versión

Este modelo surgió en 1927 aprovechando el éxito comercial de la anterior pero con la posibilidad de hacer fuego a ráfagas, lo que supuso un pelotazo entre los belicosos chinos. A nivel mecánico era igual a su hermana semi-automática pero con el añadido de un selector colocado en su costado izquierdo que permitía disparar de ambas formas, colocando la palanca del mismo en las posiciones de "MF" o "NORMAL" según se quisiera disparar de una forma u otra. Con todo, la enorme cadencia de tiro de esa pistola, unos 850 dpm, la hacían poco controlable y, por otro lado, su escasa capacidad de munición solo permitía que se pudieran efectuar a lo sumo un par de ráfagas siempre y cuando el tirador estuviese bien entrenado en el manejo del arma. 

Mauser modelo 712 Schnellfeuer, palabro cuasi
impronunciable para un cristiano que viene a significar
literalmente fuego rápido
En cualquier caso, el enorme éxito de esta pistola obligó a la Mauser a poner en el mercado una contrapartida ya que la firma alemana no ofrecía su C96 con la posibilidad de efectuar fuego automático, por lo que, aprovechando que la Beistegui no había patentado el mecanismo por no haber sido en realidad ideado por ellos, se limitaron a adquirir varias pistolas Royal para enviarlas a Oberndorf y ponerlas en manos del equipo técnico dirigido por Joseph Nickl, que patentó su modelo 712 Schnellfeuer en noviembre de 1930. Esta pistola se ofrecía con cargadores extraíbles para agilizar el proceso de recarga (recordemos que estas pistolas se cargaban con peines) de 10 y 20 cartuchos. Como vemos, la iniciativa española puso las peras a cuarto a los padres de la criatura, que vieron como sus competidores se adelantaban nada menos que tres años poniendo en el mercado una pistola ametralladora que tuvo un exitazo bestial.

Mod. Royal 3ª versión

La elevada cadencia de tiro obligó a aumentar la capacidad del cargador ya que, como hemos comentado más arriba, con solo 10 cartuchos se quedaba uno sin munición en un periquete. Por lo tanto, se empezó a fabricar una nueva versión cuya única diferencia con el modelo anterior era la capacidad del cargador, en este caso de 20 cartuchos. Sin embargo, el cargador no era separable por lo que la recarga implicaba introducir dos peines de 10 cartuchos sucesivamente, maniobra esa que consumía más tiempo de la cuenta. Sin embargo, esto no supuso ningún inconveniente de cara a las ventas ya que la Mauser aún tardaría tres años en lanzar su modelo 712. En total se fabricaron unos 23.000 unidades de la Royal, la inmensa mayoría de las versiones 2ª y 3ª, y la práctica totalidad de la producción fue engullida por el voraz mercado chino entre los años 1927 y 1929. Por cierto que el modelo semi-automático fue patentado en España, llevando el número de la patente bajo la marca Royal grabados en el costado izquierdo del armazón.

M.M.31 de la primera versión con depósito para 10 tiros
Modelo Militar 31

Más conocida como MM31, esta versión salió al mercado en 1930 como un derivado de la Royal en la que se procuró mejorar el nivel de acabados de esta serie, un tanto mediocre, además de recurrir a una materia prima de más calidad, en este caso acero manufacturado por la empresa austriaca Böhler. La MM31 adoptó un aspecto muy similar al del modelo original ya que el sistema de tornillos pasantes fue enviado al baúl de los recuerdos, y en los costados no solo desaparecieron las cabezas de los tornillos, sino que se fresaron con las típicas molduras de la C96 si bien, para evitar errores de identificación, en el costado izquierdo llevaba grabado el nombre del modelo dentro de un óvalo tal como podemos ver en el detalle de la foto superior. Pero el cambio más significativo fue el efectuado en la pieza del cierre, cambiando la cilíndrica de la Royal por una similar al de la Mauser ya que el sistema anterior, aunque más fácil de producir, daba problemas de interrupción. Por otro lado se decidió fabricar el cañón de forma separada a la corredera, atornillando el primero en la segunda para facilitar y abaratar la producción. Recordemos que las armas fabricadas por los tedescos en aquellos años estaban diseñadas en base a primar por encima de todo la calidad del producto costase lo que costase e invirtiendo en mecanizados todas las horas precisas para obtener un producto soberbio.


Al igual que la Royal, la elevada cadencia de tiro obligó a fabricar una segunda versión con depósito para 20 disparos y que, al igual que su antecesora, requería de dos peines para cargarla ya que el depósito de munición era fijo. Este sistema, como ya comentamos anteriormente, complicaba la recarga del arma ya que, como era habitual en cualquier arma alimentada por peines fusiles incluidos, estos se colocaban en una muesca situada en la parte superior de la corredera para que no se movieran mientras se empujaba hacia dentro la munición. 


Pistola Mauser original con el peine preparado para cargarla.
Al retirar el peine vacío el cierre avanzaba introduciendo un
cartucho en la recámara y dejando el arma amartillada lista
para disparar
Al retirar el peine ya vacío se cerraba de forma automática el cierre, dejando la pistola cargada y lista para abrir fuego. Pero en este caso aún había que introducir un peine más, por lo que se proveyó al cierre de un resalte en su parte inferior para que la presión ejercida por el martillo en su posición más retrasada durante el proceso de carga impidiera que se cerrase al extraer el peine. Sin embargo, este sistema no se mostró fiable, así que había que sujetar el cierre con la mano mientras se sacaba el peine vacío y se introducía el siguiente en la muesca de la corredera para no tener que reiniciar todo el proceso. Por otro lado, aunque su apariencia era idéntica a la de la versión anterior, en realidad era más grande y pesada: 33 cm. de larga por 29 de la primera versión, y 1'6 kilos por 1'4, lo que convertían a la MM31 de 20 tiros en un bicharraco acojonante.


Los inconvenientes de la recarga a base de peines hizo necesario fabricar una tercera versión con cargadores extraíbles similar a la 712 de Mauser. En sí no eran un modelo de nuevo diseño sino una mera adaptación de lo que ya había ya que esta pistola no era más que la de la primera versión pero con la tapa del depósito eliminada para poder introducir un cargador de 10, 20 o 30 cartuchos, para lo cual estaba provista también de un botón expulsor en el costado derecho. Las fundas culatines de estas pistolas de mayor capacidad, ya fueran de depósito fijo o cargador extraíble, tenían una abertura en la parte inferior para poder introducir el arma. Además, para protegerlas de la suciedad o la lluvia estaban provistos de una caperuza de cuero sujeta mediante broches que había que quitar cada vez que se sacaba o se metía el arma, lo que no dejaba de ser un poco coñazo, pero era lo que había si se quería preservar la pistola.


Aún hubo una cuarta versión de la MM31 que, esta vez sí, estaba rediseñada, pero para acoger el cargador original de Mauser en vez del fabricado por la Beistegui. Aparecido a finales de 1931, en este modelo se eliminaron los moldurados donde se grababa la marca si bien este detalle permaneció vigente. Así, la marca Royal siguió figurando junto al número de patente original en el costado derecho del armazón para que sus ávidos clientes chinos no pensaran que les estaban dando gato por liebre. Por otro lado, esta pistola se fabricó, además del calibre original de 7'63 mm., en 9 Largo y .38 Super Auto, un cartucho prácticamente igual al anterior pero con semi-reborde en la vaina y que era muy usado en los Estados Juntitos. 


MM31 de la cuarta versión con su funda culatín
Sin embargo, esta versión no nació con buen pie ya que la república implantada aquel mismo año empezó a poner pegas a la fabricación de este tipo de armas, obligando además a solicitar una licencia de exportación por cada modelo que se desease vender lo que implicaba un control sobre el comercio de armas que antes no existía, permitiendo a las empresas de este sector suministrar a medio mundo sin tener que dar explicaciones a nadie. Esto, unido al final de la guerra en China, supuso el ocaso de Beistegui como fabricante de armas, empezando a fabricar bicis en el año 32 hasta que, finalmente, a raíz de la guerra civil finiquitaron la fábrica de armas al quedar arrasada la misma. La producción de las cuatro versiones de la MM31 alcanzó las 10.000 unidades que, al igual que en el caso de la Royal, fueron en su mayoría enviadas a matadero chino. En todo caso, desde que liquidaron la fabricación de pistolas solo se dedican al tema ciclista, que por cierto les ha ido bastante bien porque, ¿quién no ha tenido una B.H.?

Bien, esta fue la producción de Beistegui Hnos. que, como vemos, sacaron bastante jugo a las peleas entre chinos. Pero antes de dar por concluido lo referente a esta firma debemos hacer mención a dos modelos más que mantuvieron una estrecha vinculación con la misma. Nos referimos a la Super Azul y la MM34. 


Revólveres Velo-Dog
La Super Azul era, por así decirlo, una copia de la MM31 fabricada por una pequeña empresa de Eibar propiedad de Eulogio Aróstegui, que actuaba como subcontratista de Beistegui debido a la demanda que, según hemos visto, tuvieron sus armas durante casi una década. Aróstegui se había dedicado desde siempre, como la inmensa mayoría de las fábricas de armas de Eibar, a manufacturar las omnipresentes pistolas tipo Ruby en calibre 6'35 y 7'65 mm., copias de los revólveres Smith&Wesson en calibre .32 destinados al mercado civil como armas de defensa personal, así como revólveres tipo Velo-Dog, unas pequeñas armas fabricadas casi siempre en calibres de percusión anular sin pólvora ideados, como puede que alguno ya haya deducido por su nombre, para espantar a los chuchos cuando el personal iba de un lado a otro en bicicleta. Su misión no era matar al perro, pero si darle un buen susto y causarle una pequeña herida que le quitase las ganas, como es frecuente en muchos cánidos, de avanzarse contra los ciclistas. Generalmente, estas miniaturas carecían de guardamonte y tenían el gatillo plegable y el martillo oculto para evitar enganchones en la ropa al extraerlas Estas armas se comercializaban bajo las marcas E.A., Azul y Oscillant Azul.


Debido a la demanda que tenía la Beistegui, estos tuvieron que recurrir a subcontratas para la fabricación de piecerío y así, hacia 1930, contactaron con Aróstegui el cual, además de emprender la manufactura de piezas para la MM31, se sumó a la producción de dicha arma pero bajo su propio nombre comercial Azul con el que marcaba sus productos. En sí, la Super Azul, nombre bajo la que salió al mercado su versión de la MM31, era idéntica a la misma salvo por el grabado del costado izquierdo, tal como podemos ver en la foto de la derecha. Esto no quiere decir que Aróstegui se valiese de los canales de ventas de la Beistegui para vender sus armas sino que sus pistolas se comercializaban como si fueran de esta firma ya que la Super Azul era una MM31 de la cuarta versión. Otra cosa es que entre ellos hubiesen pactado respetar la marca de Aróstegui de cara a hacerse un lugar en un mercado que, hipotéticamente, podría durar décadas, cosa que no ocurrió. En todo caso, la guerra civil acabó con la trayectoria de Eulogio Aróstegui en 1937, cuando las tropas republicanas arrasaron todas las fábricas de armas de Eibar antes de batirse en retirada ante el avance de las tropas nacionales para que estos no pudieran aprovecharlas en beneficio propio.


En cuanto a la MM34, esta pistola surgió del ingenio de Luis Palomo Puyol a raíz del interés mostrado a principios de los años 30 por parte de la Guardia Civil por adoptar un arma de este tipo. Como ya podemos imaginar, eso de ir por el mundo con una pistola cuya cadencia de tiro vaciaba el cargador en menos de un segundo no estaba bien visto por los mandamases de una fuerza policial civilizada, así que el invento de Palomo vino de perlas para, previo acuerdo comercial con la Beistegui, poner en producción una versión de la MM31 adaptada para cumplir los requerimientos de la Benemérita.


Mecanismo retardador de la M.M.34
A la izquierda podemos ver el invento en cuestión. Básicamente consistía en un curioso y a la par eficiente mecanismo neumático capaz de retardar la cadencia de tiro mediante la pequeña palanca que emergía por el lado izquierdo de la empuñadura, lo que permitía accionarlo cómodamente con el pulgar. Dicho mecanismo salía de fábrica regulado por defecto para tres cadencias: una más lenta de 2/3 disparos por segundo, otra de 5/6 y una última de 9/10 que el tirador podía seleccionar colocando la palanca en la posición correspondiente. No obstante, era fácil regular a voluntad la cadencia aflojando el tornillo que sujetaba la palanca y volviéndolo a apretar en la posición deseada. Por otro lado, este mecanismo podía ser colocado en cualquier pistola de las fabricadas por Beistegui con unas mínimas modificaciones.


Aspecto de la M.M.34 con su funda culatín
Pero lo más característico de esta pistola eran los anillos de refrigeración que ocupaban los dos primeros tercios del cañón, destinados a aminorar el calentamiento producido cuando se disparaba a ráfagas, lo que obligó a recrecer el punto de mira colocándolo sobre una anilla. El sistema de refrigeración por aire, aunque feo de cojones, era eficaz tal como quedó demostrado en las pruebas efectuadas a tal fin, consistentes en disparar 5.000 cartuchos seguidos en modalidad ráfaga, tras lo cual la temperatura del cañón no subió de los 180º. En cuanto a los calibres, se previó producir el arma para 7'63 Mauser, 9 Largo, 9 Parabellum y 7'65 Parabellum, con la posibilidad de emplear cargadores de 10, 20, 30, 40 y 50 cartuchos.


Aspecto de la Astra F. En el detalle podemos ver el
mecanismo de retardo que, al igual que en la MM34,
se encontraba en la empuñadura
Sin embargo, la elección final recayó sobre la competidora de este tipo de armas a nivel nacional, la Astra, concretamente en su modelo "F", provista de un mecanismo de retardo más simple pero no por ello menos eficaz que el planteado por Beistegui ya que lograba reducir la cadencia a solo 350 dpm. No permitía regulación, pero eso era en realidad un refinamiento superfluo para un arma de servicio y, además, reduciría notablemente los costos de producción. Sea como fuere, la cosa es que la Astra se llevó el gato al agua si bien el contrato tampoco era para volverse loco ya que ascendió a 1.150 unidades. En cuanto a la MM34, nunca llegó a ser producida en serie, y los ejemplares que han llegado a nuestros días son los fabricados para pruebas y demostraciones.

Bueno, vale por hoy, que ya he tecleado bastante y, además, es hora de prepararme espiritualmente para el sacrosanto yantar. En la siguiente entrada proseguiremos con esta interesante temática dando cuenta de las Mauser hispanas producidas por la firma Astra, que tuvieron mucha más proliferación a nivel nacional que las salidas de la fábrica de Beistegui Hnos.

Hale, he dicho

Continuación pinchando aquí


Foto de la guerra civil que plasma el momento en que tropas republicanas asaltan una posición enemiga. El hombre del
centro lleva una pistola tipo Mauser con el culatín, lo que le sería de gran ayuda a la hora de usarla como pistola
ametralladora para limpiar las trincheras enemigas

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